top of page

CINECOAR. ENCUENTROS

 

 

Coordinador general del ciclo: Martín Sáez Arquitecto

 

¿Donde se producen los encuentros en la ciudad?

 

“Encuentros” pretende brindar un espacio para la reflexión sobre el espacio público.

 

El espacio público se presenta como el hogar común de todos, como aquél espacio que nos pertenece y que nos representa. Este ciclo busca poder preguntar cuál es el espacio público que queremos, cual es el que soñamos y cuál es el que nos merecemos. Las ciudades no son sus edificios sino lo que queda entre ellos, verdaderos lugares para el encuentro donde las relaciones personales se logran desarrollar…

La esencia de cualquier ciudad no habita en su postal, sino que sobrevive en sus habitantes, en sus relaciones y en sus espacios públicos, que muchas veces actúan como catalizadores de experiencias colectivas que finalmente son los que construyen ciudad. Este ciclo intenta dar importancia a lo mínimo, a la mirada del detalle, a la vida diaria, al barrio o al vecino como una manera de rescatar la esencia de cualquier ciudad.Las calles, las plazas, los espacios, las esquinas cobran verdadero relieve en las tres películas de este ciclo como un camino que nos haga reflexionar sobre todos estos elementos urbanos. A partir del encuentro pactado o azaroso que muchas veces hacen que nuestros destinos se modifiquen, este ciclo pretende combatir las soledades urbanas, estableciendo otra manera de mirar la realidad, aquella que se estructura en una mirada más pausada, reflexiva y temporal, para que de esta manera, y a través de este cristal, podamos comenzar a plantearnos alternativas de futuro. Este ciclo pretende regalarnos un instante en nuestras vidas para poder reflexionar hasta que punto la construcción del espacio público realizado bajo una mirada determinada puede llegar a provocar que nosotros, habitantes actuales de las ciudades nos acerquemos o nos alejemos cada vez más de nosotros mismos…

 

 

EL PROCESO. Encontrar lo inesperado

 

MARTES 2 DE DICIEMBRE. 20:15hs

Filmoteca Rafael Azcona.

 

De Orson Welles

Le Procés

Pais: Francia

Año: 1962

Duración: 118 minutos.

Dirección: Orson Welles

Guión: Orson Welles (Novela: Franz Kafka)

Intérpretes: Anthony Perkins, Romy Schneider, Jeanne Moreau, Orson Welles, Elsa Martinelli

Fotografía: Edmond Richard (B&W)

Música: Jean Ledrut

Premios: Festival de Venecia 1962: Nominada al León de Oro. Festival de Valladolid 1963 - Seminci: FIPRESCI - Jurado de la Crítica Internacional

 

 

 

 

SMOKE. Una ciudad que encuentra sin buscar

 

MARTES 9 DE DICIEMBRE. 20:15hs

Filmoteca Rafael Azcona.

 

De Wayne Wang

Smoke

Pais: Estados Unidos

Año:1995

Duración: 112 minutos

Dirección: Wayne Wang

Guión: Paul Auster

Intérpretes: Harvey Keitel, William Hurt, Stockard Channing, Forest Whitaker, Harold Perrineau Jr., Ashley Judd

Fotografía: Adam Holender

Música: Rachel Portman

Premios: Festival de Berlín 1995 : Oso de Plata - Premio Especial del Jurado

 

AMELIE. Paris encuentra Paris

 

MARTES 16 DE DICIEMBRE. 20:15hs

Filmoteca Rafael Azcona.

 

De Jean- Pierre Jeunet

LE FABULEUX DESTIN D´AMELIE POULAIN

Pais: Francia, Alemania.

Año: 2001

Duración: 120 minutos.

Dirección: Jean-Pierre Jeunet

Guión: Guillaume Laurant, Jean-Pierre Jeunet

Intérpretes: Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Rufus, Lorella Cravotta, Serge Merlin, Jamel Debbouze, Claire Maurier, Clotilde Mollet, Isabelle Nanty, Dominique Pinon

Fotografía: Bruno Delbonnel

Música: Yann Tiersen

Premios: 5 nominaciones a los Oscar 2001, incluyendo película de habla no inglesa, guión y fotografía. Nominada al Globo de Oro 2001: Mejor película de habla no inglesa. Festival de Toronto 2001: Mejor película (Premio del Público)

 

EL PROCESO
Encontrar lo inesperado

 

La ciudad del Proceso, más que una ciudad, es un sueño sobre el espacio urbano.

El personaje tiene que intentar encontrar durante todo el film la respuesta a una pregunta. Esto hará que se adentre en un vagabundeo constante y eterno por un sinfín de espacios y lugares que lo irán trasladando poco a poco al interior de una experiencia de ensoñación y de extrañamiento.

El proceso posee la particularidad de utilizar edificios y espacios de la arquitectura real para construir una ciudad y unos escenarios de ficción estructurados en una idea de pesadilla que hace que estos edificios verdaderos se transformen y aparezcan en pantalla con otra función de la que realmente poseen.

El film nos presenta una ciudad laberinto donde lo público se confunde con lo privado y donde el personaje no deja de recorrer unos espacios fragmentarios, potentes y extrañamente construidos.

Como si de una pintura de Piranesi se tratase, los descampados, los pasajes estrechos y los interiores más diáfanos desembocan por sorpresa los unos en los otros conformando una estructura urbana donde las plazas, centros de reunión y vías de comunicación se van interconectando mediante la lógica de pesadilla anteriormente citada.

Acompañamos durante todo el metraje al personaje en su tormentoso recorrido en busca de algún encuentro con la verdad atravesando una serie de espacios diferentes que van alternándose, como en una relación matemática, entre gigantescos lugares atestados de gente e invadidos por gritos, y ruidos extraños a espacios completamente vacíos, abandonados y eternos.

La ciudad laberinto del proceso hace que como espectadores, entremos en otra dimensión, en otros espacios ofreciéndonos la posibilidad de poder encontrar unas nuevas maneras de percibir la arquitectura.

 

 

SMOKE
Una ciudad que encuentra sin buscar.

 

La ciudad de NY es el escenario donde transcurre este pequeño relato. Una ciudad inmersa en una época donde todavía nada había cambiado es representada a partir de una esquina. Una esquina donde hay un estanco, y un estanco donde pasan sus días una serie de personajes solitarios que solo pueden existir en esta ciudad, en esta época y en este contexto urbano.

La esquina funciona como un pequeño fragmento de la ciudad que sirve para plantear, como si de una espiral se tratase, la idea de todo el film.

Todas las mañanas a la misma hora, de todos los meses y de todos los años, el dueño del estanco se dedica a tomar una fotografía de su esquina con el único objetivo de elaborar una singular colección de imágenes, que a primera vista, son idénticas, pero que al someterlas a una segunda mirada, abandonan esta condición para volverse completamente únicas.

Imágenes de un mismo lugar con infinitas pequeñas alteraciones como la luz, la gente, el movimiento diario o el del fin de semana actúan como cualidades de ese momento mágico del “click” permitiéndonos encontrar aquellos pequeños detalles del día a día que a simple vista somos incapaces de percibir.

La ciudad de smoke es la ciudad que requiere de una observación más minuciosa, aquella mirada más detenida, más reflexiva, que pone en evidencia que las cosas muchas veces, no son lo que parecen, o lo que nos quieren hacer creer.

En definitiva, la ciudad de este film funciona como el espacio ideal para que las almas solitarias se encuentren estableciendo unas nuevas conexiones que cambiarán sus destinos.

 

 

AMELIE
Paris encuentra Paris.

 

Amelie vive en Paris; pero no en el Paris que todos conocemos; sino en el que todos imaginamos.

La ciudad de esta historia aparece como una construcción onírica que hace que todo el espacio urbano pueda verse a través de una mirada diferente.

Aquella mirada de la primera vez, de lo que sorprende, de lo que nada pasa desapercibido, en definitiva, de lo novedoso.

Toda la atmósfera del film se va construyendo a partir de la sumatoria de pequeños espacios privados, espacios semipúblicos y grandes lugares emblemáticos de la ciudad.

Los pequeños apartamentos, las escaleras que conducen a ellos, algunas esquinas como la del bar donde trabaja o la de la pequeña verdulería a la que acude sólo para hundir su mano en las lentejas actúan como los fragmentos necesarios que permiten ir describiendo esta ciudad  tan particular.

Unos espacios que se plantean desde las cosas pequeñas e imperceptibles nos trasladan a una atmósfera de cuento optimista que funciona como un gran tablero de juego donde el personaje va a realizar sus maravillosos encuentros, no solo con la ciudad, sino también con diversos personajes que harán cambiar de una manera casi imperceptible todo su destino.

Amelie no vive en Paris, sino en una ciudad que se le parece, donde la gente se conoce, se relaciona, se mira, se escucha, se pelea o se ama, y donde los artilugios tecnológicos aún no existen como barreras interpersonales.

El Paris que nos ofrece Amelie, en definitiva, es un espacio colorido, optimista y musical, preparado para todo tipo de encuentros azarosos que nos hace creer que otra realidad es posible, y que esta realidad es algo que con mucho esfuerzo debemos encontrar…

 

 

 

 

bottom of page